“Las personas que leen tienen el instinto de establecer un contacto inmediato y vital entre ellos y el resto del mundo” (Carson McCullers).
En palabras de Antonio Rodríguez Menéndez, creador del programa:
“En ese contacto entre la persona que lee, el texto y el público que escucha, se debe establecer un vínculo (lectura vínculada), donde la mirada que busca a alguien o algo, los silencios, la dosificación de las palabras… hará que quien escucha exista de verdad.
Aunque se da por supuesto que en el colegio aprendemos a leer, la realidad nos muestra otra cosa muy diferente. Estamos equivocados, cuando, al ver que un niño reconoce las letras y las palabras y alcanzan a reproducir una frase, le decimos que ya sabe leer. Lo estamos cuando le dejamos solo en su cuarto con un libro y ya no compartimos más ratos de lectura con él, cuando no lo iniciamos al silencio y la soledad con la lectura, cuando nos desvinculamos y lo desterramos a un mundo sin palabras intensas, sin palabras entregadas. Habría que reflexionar sobre la responsabilidad del adulto en formación del niño lector y la posibilidad de cambiar la situación.
Además, leer bien no sólo nos ayuda a entender lo escrito, sino que también enriquece nuestra escritura. Y hay algo importantísimo: nos produce un placer único e inalcanzable. Si no disfrutamos leyendo es probable que terminemos dejando de leer en voz alta y, también, hasta en soledad y silencio.”
ÁNGELA: Un corazón lleno de estrellas.
ÁGUEDA: Nina y el misterio de la octava nota.
ROCÍO: De la Tierra a la Luna.
ROCÍO: En busca de la maravilla perdida.